lunes, 29 de abril de 2013

Volcanes, Mar, Palmeras, Cielo

Tenerife, Lanzerote, Fuerteventura  10- 24 III 2013 

Tenerife es contraste, rica naturaleza, buen clima, aguas transparentes, nieve en el Teide y la caricia de los vientos alisios. Isla amable, luminosa y Afortunada. Ya Plinio nombró en el año 40 las islas Afortunadas. Tenerife es la más grande de ellas.
Nos acogemos al Mencey, rey guanche de Güimar, Añaterve.
Aunque deberíamos buscar la protección de Pelinor ya que estamos en Costa Adeje, pero nos quedamos con la Virgen de Candelaria, Patrona de la isla.

Dunas de Corralejo, Fuerteventura
Cráter volcánico 
 más cerca de Arrecife que de Playa Blanca pero es donde vamos al Hotel Corbeta.
La subida a la Montaña de Fuego, ruta de los volcanes, al Parque de Timanfaya es siempre una gran vivencia y no menos el paseo en camello.
El recorrido de la Cueva de los Verdes y los Jameos del Agua, raya la aventura.  Llegar al Mirador del Río para regalar a los ojos la isla de La Graciosa en la punta norte con el cielo azul clarísimo es todo un privilegio.
La ruta Manrique con la visita de su fundación configura la isla y nos permite entrar en las entrañas de la lava, en el fondón del basalto.
El paseo por el Jardín de Cactus es otra delicia marcada por la combinación naturaleza- arte obra de César Manrique.
Aprender en la Casa del áloe vera las posibilidades que ofrece, contemplar las plantas y sus flores amarillas es una gran lección.
Conocer Teguise, ver en lo alto el Castillo Guanapay o de Santa Bárbara- Museo de los Piratas, es un remate feliz. Y probar el vino de la tierra, el Malvasía, en la Geria nos entonó para la comida.
Aprovechamos al máximo el autobús que ofrece el Hotel Corbeta para ir a Playa Dorada y desde allí caminar a Puerto Marina Rubicón y en otras ocasiones a Playa Blanca y volver andando. Es sano hacer ejercicio. Y lo hicimos y lo hacemos.
Una jornada la dedicamos a la isla de Fuerteventura. 
Dunas de Corralejo, Fuerteventura
Desembarcamos en Corralejo, fuimos a La Oliva, contemplamos la montaña sagrada de Tindaya y desde el corazón saludé a Unamuno y traté de imaginar y sentir lo que fue su destierro. 
En Betancuria nos fotografiamos con los Reyes Majoreros Guize y Ayoze que regían el norte Maxorata (Majorero) y el sur Jandia.
Atravesamos La Antigua, pasamos por Puerto del Rosario, pudimos admirar la obra de los Franciscanos y los Dominicos y pisamos la arena finísima de las Dunas de Corralejo. Disfrutamos una ventura fuerte en Fuerteventura. Y lo más importante: Es mi homenaje a Miguel de Unamuno.
Una tarde mientras paseábamos por Playa Blanca nos cayó un chaparrón, tuvimos que guarecernos. Resultó un motivo de alegría para los timerfeños sedientos de lluvia.  Fue un episodio pasajero pues el sol nos envolvió siempre durante el día, el cielo cuajado de estrellas y la luna creciente cada noche.
También creció la amistad. Los amigos fortalecen la comunicación que es otro regalo que cae del cielo. Carpe diem, tempus fugit.
Somos las afortunadas que gozamos de esas preciosas islas llamadas Afortunadas. Afortunadas por poder ir, afortunadas por compartir la amistad y la belleza y afortunadas porque, hoy por hoy, la vida nos sonríe. 

Nieves Fenoy
Filología Románica

 
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